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Writer's picture Adriana Obanova Velásquez

Moverme para sentirme bien

El cuerpo humano y su movimiento es un camino para conocernos y reconocernos, para expresarnos y experimentar la vida. Su sabiduría nos orienta hacia aquello que es agradable y nos hace bien e identifica también, lo que no. El trabajo que se realiza en y con el cuerpo nos muestra la unidad que existe entre él, la mente y hasta el espíritu.



Hablar de movimiento es tener en cuenta aspectos innatos, adquiridos, conscientes o inconscientes. Implica la interacción de sistemas perceptivos y cognitivos cuyo resultado se puede observar en la ejecución o en el desempeño de Actividades de la Vida Diaria. Por otra parte cabe destacar la influencia del contexto en el cual nos desempeñamos. Podemos imaginar el movimiento sutil de una bailarina de ballet y el de un pescador de las costas caribeñas que haya crecido bailando tambor. El movimiento da significado y pertenencia.


El almacenamiento del movimiento se produce a partir de experiencias pasadas; estos procesos, fisiológicamente hablando, incluyen la recepción de estímulos ambientales, respuestas a nivel cerebral, intervención de centros nerviosos, ganglios basales, cerebelo y corteza motora. Los músculos ejecutan los movimientos y también los pueden contener, cuando esto sucede, se puede evidenciar tensión muscular, la cual es posible observar en la expresión del individuo.


Al estar conscientes de una determinada parte de nuestro cuerpo, hacemos contacto con ésta y el movimiento facilita la percepción.

El aprendizaje para producir movimientos comprende distintos procesos de retroalimentación. Tanto la práctica y ejecución del movimiento, como el aprendizaje, deberían ir orientada por los intereses de la persona. ¿De dónde partimos? Es un proceso de rehabilitación, un proceso de expresión artístico, un entrenamiento deportivo, de sanación. El movimiento modifica y transforma al individuo.

Cuando el cuerpo se mueve y se siente ese movimiento, se descubren habilidades, incomodidades, sensaciones, recuerdos, experiencias previas y su gran habilidad resolutiva. Moverse conscientemente permite el desarrollo de capacidades físicas, intelectuales y espirituales. Si queremos sentir una parte del cuerpo, generalmente la movemos. Al estar conscientes de una determinada parte de nuestro cuerpo, hacemos contacto con ésta y el movimiento facilita la percepción.



Existe cada vez más evidencia científica acerca de la relación cuerpo-mente (psiconeuroinmunologia); en tal sentido, es importante resaltar que la salud y el bienestar implican aspectos físicos, emocionales y espirituales. Según la Dra. Christiane Northrup “Ya no se la puede considerar (a la mente) encerrada en el cerebro o limitada al intelecto; existe en todas las células del cuerpo”.

Debemos aprender a confiar, sentir y darnos cuenta de los síntomas y sensaciones corporales, las cuales constituyen un llamado a nuestra atención para generar casi siempre cambios en nuestra vida. El cuerpo posee una sabiduría propia, a la que nos podemos acercar a través de la respiración y el movimiento consciente. Podría invitarte a detener por un momento esta lectura, y tras dos o tres respiraciones profundas, sientas tu cuerpo y te des cuenta de sus sensaciones. No las postergues más.



Es importante cultivar y entrenar el respeto y el amor al propio cuerpo. Conocerlo y experimentarlo a través del movimiento es un buen comienzo, y a partir de allí, generar hábitos saludables duraderos.

Enfocar el entrenamiento desde un encuentro con uno mismo y no desde una obligación autoimpuesta, teniendo en cuenta la posibilidad de escuchar al cuerpo, sentirlo y no sobre exigirle para alcanzar estereotipos culturales o sociales.

Siempre relaciono el entrenamiento-movimiento con la intención; movernos conscientemente y poner intención a nuestras prácticas/movimientos/entrenamientos, genera bienestar, da sentido a lo que hacemos, y nos permite identificarnos con nuestro ser individual. El cuerpo humano está diseñado para moverse, un cuerpo flexible y con movilidad nos garantiza mayor eficiencia.


“La buena condición física es el primer requisito para la felicidad”. Josep Pilates

En tal sentido, cito a Josep Pilates: “La buena condición física es el primer requisito para la felicidad”.

Para movernos de manera eficiente, es necesario entender el proceso de la respiración, y más aún hacernos consciente de ella. Se ha definido a la respiración como principio de nuestra existencia. Es una de las funciones corporales involuntarias, regida por el Sistema Nervioso Autónomo, al igual que el flujo sanguíneo, los latidos cardíacos y la digestión. Todos estos procesos permiten un equilibrio interno en nuestro cuerpo. Para ello se requiere la participación del Sistema Nervioso Simpático, quien regula respuestas de lucha o huida ante situaciones estresantes; conforma nuestro sistema de alerta, aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria. Por su parte, el Sistema Nervioso Parasimpático tiene la capacidad de regresarnos a la actividad normal después de una emergencia o una situación de peligro o estresante, nos permite volver al estado de reposo. Así pues entendemos la autorregulación y la autonomía de nuestro cuerpo.



Siempre es buen momento para iniciar un acercamiento a nuestro propio cuerpo e ir generando hábitos duraderos que nos permitan vivir de manera saludable:

  • Comienza el día estirando el cuerpo.

  • Dedica tiempo para agradecer y valorar todo aquello que te hace bien.

  • Respira profundamente y registra las sensaciones del cuerpo. Pausa y siente cómo estas.

  • La recuperación corporal y muscular se da durante el período de sueño-descanso. Dedícale tiempo.

  • Recuerda a diario aquellas cosas, situaciones, hábitos, palabras y hasta pensamientos que te hacen bien. Y repítelos.

  • Haz pausas durante largas jornadas de trabajo, donde sea que las lleves a cabo. Deja la prisa.

  • Recuerda que el cuerpo es el portal de las sensaciones y el medio con el que experimentas la vida. Cuídalo.

Encontrar sistemas de entrenamiento que nos permitan contactar con la respiración y la fluidez del movimiento será una puerta de entrada para habitar y experimentar nuestro propio cuerpo, y, a partir de allí, alcanzar los objetivos que cada persona quiera trazarse. Si tuviese que mencionar una excelente alternativa, sin duda te recomendaría la práctica del método Pilates.

Muévete a menudo, date cuenta de las sensaciones que aparecen; haz una danza entre la respiración y el movimiento; da espacio para que la salud y el bienestar se hagan presente en tu día a día.


“La vida es movimiento, sin movimiento la vida es impensable”.

Moshé Feldenkrais.


 

Puedes contactar a Adriana en instagram @ok_pilates


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